Todos hemos visto dibujos animados en los que lo que sucede en la mente de un personaje se representa en «burbujas de pensamiento». Esa es una gran representación visual de lo que está sucediendo dentro de cada uno de nuestros cerebros.

Igual que a muchas personas, mis burbujas de pensamiento pueden llenarse de cosas negativas, especialmente cuando estoy preocupado o ansioso. Para muchos de nosotros, el coronavirus ha creado nuevas ansiedades y preocupaciones.

Una de las razones por las que nuestras burbujas de pensamiento se llenan de mensajes desmoralizantes es que nuestros cerebros son deficientes para hacer predicciones. En lugar de producir pronósticos precisos que podrían incluir buenos resultados, a menudo solo proyectamos nuestras preocupaciones en el futuro. Esto es especialmente cierto cuando se trata de emociones.

Debido a que las mentes de nuestros hijos son aún más vulnerables a la negatividad impulsada por las emociones, uno de nuestros objetivos como padres de familia debe ser administrar nuestras propias burbujas de pensamiento para que podamos ser un modelo a seguir para nuestros hijos. Necesitamos ayudarlos a obtener una Visión positiva del futuro personal (Elemento #40) en lugar de alimentar las inseguridades al respecto.

Los investigadores han identificado muchas formas en que nuestro pensamiento puede engañarnos, especialmente en momentos de estrés, inseguridad y miedo. Éstas son sólo algunas:

  1. Catastrofizar o minimizar: podemos convencernos fácilmente de qué va a ocurrir lo peor. Al mismo tiempo, algunos tipos de personalidad pueden ignorar información importante, incluidas las señales de advertencia que deberían impulsarnos a tomar medidas correctivas. Fije sus burbujas de pensamiento en el presente y busque perspectivas precisas en lugar de evitar el dolor ignorándolo.
  2. Minimizar lo positivo: a veces, nuestros filtros eliminan los comentarios positivos. Por ejemplo, si alguien le felicita por ser una gran madre, es posible que usted diga: «Gracias, pero no me ves todos los días. Mis hijos no suelen ser tan buenos». No desvíe la afirmación, ¡acéptela! Siempre habrá críticas y momentos negativos, así que tome lo positivo cuando se presente.
  3. Personalización: asumir que las cosas que están sucediendo son personales. Cuando los amigos de su hijo no le envían mensajes de texto ni le llaman, su primera suposición podría ser que tiene algo que ver consigo mismo. Esto puede llenar sus burbujas de pensamiento con preguntas desalentadoras: “¿Hice algo mal? ¿No es divertido estar conmigo? «Es natural para nuestro cerebro el personalizar, por lo que debemos entrenarlo para que busque otras posibilidades. Por ejemplo, «Mis amigos pueden estar ocupados o pueden estar pasando tiempo con su familia en este momento». Considere lo que puede estar sucediendo en la vida de la otra persona en lugar de asumir que todo se trata de usted.

Ahora piense en su forma de pensar. ¿Qué ocupa más espacio en sus burbujas de pensamiento? Considere llevar un diario para registrar los temas de sus pensamientos. ¿Qué le están haciendo las emociones derivadas de sus burbujas de pensamiento? Desafíe algunos de sus pensamientos y pregúntese: «¿Hay otra forma de ver esto?»

Tenga en cuenta que aquello a lo que usted presta mayor atención determina los temas de sus burbujas de pensamiento y tenga en cuenta que el miedo atrapa nuestra atención. Nos lleva a una postura defensiva para evitar el dolor, el fracaso u otras cosas malas que quizás no podamos controlar. Trabaje para redirigir activamente sus pensamientos a cosas que pueden ser controladas. Cuando se enfrente a estos pensamientos, dé un giro positivo a la Planeación y toma de decisiones (Elemento #32); esto le ayudará a obtener una visión positiva del futuro y a superar estos miedos latentes.

Tenga en cuenta también que las burbujas de pensamiento pueden ser contagiosas. Cuanto mejor se vuelva usted para guiar esos pensamientos, podrá modelar mejor aún este comportamiento para sus hijos.