¿Cómo puedo saber si mi niño pequeño tiene un caso grave de tartamudeo o balbuceo, o si es solo una parte normal del desarrollo del habla cuando tiene dificultades para pronunciar las palabras?

Hay una “tartamudez normal” que es muy común en niños de entre dos y seis años. Este comportamiento es en realidad el resultado de un procesamiento excesivo mental. En otras palabras, el cerebro del niño se está adelantando a su capacidad para expresarse verbalmente. Esta tartamudez, que puede agravarse por la ansiedad, la excitación, la timidez o la fatiga, se denomina «disfluencia normal». Es por eso que la creación de un entorno hogareño tranquilo y seguro es uno de los pilares fundamentales del desarrollo infantil saludable (Elemento # 10: Seguridad). Los episodios no suelen durar más de unos pocos segundos y su frecuencia disminuye a medida que el niño crece. Cuando esto ocurre, los padres pueden ayudar al niño a relajarse repitiendo o narrando con calma lo que está tratando de decir. Estas dificultades de comunicación suelen desaparecer por sí solas a medida que el niño crece y madura en el desarrollo.

Hay algunos gestos secundarios que generalmente se observan en los niños que están lidiando con tartamudeo patológico en lugar de con la falta de fluidez normal. Estos incluyen: el niño lucha notablemente por pronunciar las palabras; tensión y frustración obvias en el niño al tratar de que se pronuncie la frase o palabra; aumento de la tensión vocal que resulta en un aumento de tono o volumen; o prolongación muy larga (varios segundos) de las sílabas. También es motivo de preocupación si el niño todavía tartamudea mientras está en un estado de calma y relajación. En ese caso, el problema puede tener raíces neurológicas más que meramente emocionales. 

Si alguno de estos signos secundarios está presente, o si tiene la sensación de que algo no está bien con la forma en que su hijo habla después de los dos años, sería una buena idea consultar con su pediatra. Si está de acuerdo en que existe un motivo de preocupación, haga que un patólogo del habla evalúe al niño. Muchas escuelas, distritos escolares, agencias estatales y organizaciones como Community Partnership for Child Development (CPCD por sus siglas en inglés) ofrecen servicios de evaluación gratuitos. Trabajar con otros padres para asociarse con maestros y administradores será de gran ayuda para ayudar a crear un clima escolar afectuoso (Elemento # 5) que puede ayudar a su hijo a sentirse mejor al buscar ayuda de uno de estos profesionales. Algunos psicólogos educativos también están en condiciones de actuar como defensores de su hijo y actuarán en su favor con el distrito local. Su trabajo consistirá en averiguar exactamente qué ayuda está disponible y adónde acudir para brindarle la mejor instrucción y terapia según sus necesidades.

Haga lo que haga, que no cunda el pánico. Tome medidas para obtener la ayuda que necesita, pero no aumente los sentimientos de timidez del niño al destacar el problema innecesariamente. Recuerde que incluso en las últimas etapas del desarrollo es complicado distinguir entre comportamiento normal y patológico, y que nunca es seguro emitir declaraciones generales. Los expertos en la materia prefieren evaluar cada caso de forma individual, ya que constantemente sale a la luz nueva información y hay muchas excepciones a las reglas.

Referencias:

Asociación Estadounidense del Habla, el Lenguaje y la Audición