Cuando el COVID-19 invadió nuestro mundo y las ciudades se cerraron con la incertidumbre de lo que se avecinaba, el mundo de las artes se vio profundamente afectado. Por primera vez desde el 11 de septiembre del 2001, Broadway quedó a oscuras y los bailarines se vieron obligados a descansar. Los músicos fueron pausados. Los diseñadores y técnicos fueron enviados a casa.

Sin embargo, no se puede detener a los verdaderos artistas. Los intérpretes encontraron otras maneras de inspirar a todos los que les escuchaban y miraban. Las Artes, en su forma más pura, nunca se han centrado en resultados monetarios o incluso en un escenario de verdad. ¡Un verdadero artista crea un escenario y relata una historia donde quiera que esté! El verdadero poder de las Artes es la capacidad de escenificar una historia que toca corazones, culturas y, a veces, naciones. En esencia, la expresión artística es transformadora e incluso liberadora.

En 1990, como estudiante universitaria, me uní a un equipo de otros 10 aventureros en un viaje de verano a la India. Durante 8 semanas viajamos por todo el estado de Madrás (ahora llamado Chennai). Aunque a los estudiantes de ese país se les enseña inglés en la escuela, el idioma nacional es el hindi. Ahora, si factorizamos el hecho de que en esa provincia se hablan varios dialectos tribales, el resultado es que la comunicación oral fue muy limitada, casi nula.

Por eso, las artes dramáticas se convirtieron en nuestro oficio preferido para cruzar la complicada barrera del idioma. Las escuelas le daban la bienvenida a nuestro grupo con preguntas y comentarios como los siguientes:

«Van a compartir una obra de teatro con nuestros estudiantes, ¿no?»

«¿Cantarán? ¿Tocarán instrumentos?»

«¡A nuestros estudiantes les encantan las historias! Cuéntenos historias por favor.»

A medida que pasaban las semanas, nos enteramos de que la cultura de la India oriental está llena de una belleza increíble, pero también de grandes desafíos. Para aquellos que no tienen la suerte de nacer en la casta «correcta», la vida es dura. Realmente difícil. Esas familias y niños tienen muy pocos derechos y protecciones mínimas. Las historias, la música, las presentaciones dramáticas… las Artes les trajeron un escape, una oportunidad para expresar e incluso reconciliarse con su propia historia. Nuestro público fue transportado a un lugar lejano. A menudo, se descubrieron a sí mismos o quiénes esperaban ser en un personaje, una canción, una escena. Esto era lo que muchos estudiantes necesitaban de nosotros.

A lo largo de mis años universitarios, reconocí continuamente el efecto transformador de las artes escénicas y creativas. Las Artes llegan a donde los discursos no pueden. Las Artes inspiran en donde los académicos se quedan cortos. Las Artes expresan cuando fallan las palabras. Las Artes llaman a la acción a través de la vista, el sonido y la emoción. Cuando Broadway se oscureció, los artistas acudieron a las redes sociales, a sus balcones, a las calles. A través de esta pandemia, conocimos a gigantes artísticos en la comodidad de sus salas de estar, tocando pianos sencillos, con atuendos sencillos. Cómodos. Expresando su verdadero yo. Estos iconos se volvieron reales y simplemente humanos.

A medida que comenzamos a sacudir el aturdimiento del COVID-19 de nuestras mentes y a lidiar con la realidad de una «nueva normalidad», la vida de alguna manera se ha vuelto más simple. Más lento. Nuestros hijos tienen la oportunidad de soñar e imaginar, una vez más. ¿Qué pasaría si les recordásemos que sus historias son importantes? ¿Qué pasa si los animamos un poco y los desafiamos a escribir, actuar, cantar, jugar, pintar o dibujar sus historias? ¿Qué grandes obras maestras le esperan a la humanidad en los años y las próximas décadas porque alentamos la creatividad en la vida de nuestros hijos?

Como madre de 5 hijos, de entre 15 y 22 años, recuerdo los días en que se representaban obras de teatro en mi terraza trasera. Las comidas al aire libre con familiares y amigos SIEMPRE incluyeron una producción de algún tipo. Los días festivos se llenaban de primos que se reunían y trabajaban en un nuevo aspecto para las historias de Acción de Gracias, Pascua o Navidad. ¿Cuál sería el nuevo enfoque de ese año? ¿Bailaríamos, cantaríamos, actuaríamos o tocaríamos un instrumento casero? ¿Quién escribirá y dirigirá? Si fuésemos una audiencia bendecida en abundancia, ¡el vestuario, la utilería y tal vez incluso un decorado serían parte del espectáculo!

Como padres de familia, todos estábamos encantados con la expresión reflexiva y el deseo de contar un relato por parte de nuestros hijos. A medida que volaba la imaginación, los padres de familia se reían, animaban y, a veces, lloraban. A su manera, cada niño y niña, expresaban una parte de quiénes son y contaban una historia que necesitábamos escuchar … en ese momento. Sin que ninguno de nosotros lo supiera, nuestros hijos estaban participando en el Elemento #17 (Actividades creativas). Estaban desarrollando importantes habilidades de comunicación y cognitivas al mismo tiempo que aumentaban la comprensión cultural en torno a nuestras celebraciones navideñas. ¡Fue un regalo magnífico!

¿Podría haber un mejor momento para volver a las actividades artísticas más básicas? ¿Qué pasaría si las familias crearán sus propias obras y las compartieran a través de la música, la actuación, la danza u otra expresión saludable? ¿Qué pasaría si mamá o papá ayudarán a crear disfraces? ¿Qué pasaría si nuestros hijos explorarán en el hogar y en el exterior buscando accesorios para las representaciones? ¿Qué pasaría si nuestros hijos soñaran, explorarán, escribieran sus pensamientos y crearan personajes a partir de su imaginación? ¿Y si escuchamos? ¿Y si nos abrazamos? Así es como demostramos la importancia de los Elementos 1, 20, 39 (Apoyo familiar, Tiempo en casa y Sentido de propósito). Quizás se descubra al próximo Mozart. Quizás se escriba el próximo guión de éxito mundial. O tal vez veremos a nuestros hijos con su auténtica personalidad, expresando con seguridad sus sentimientos, pensamientos y percepciones. Los hijos nos dan la oportunidad de sentir, conectarnos y celebrar que el poder de las Artes sigue funcionando hoy como siempre.